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Medellín, Colombia
Docente Tutora del Programa Todos a Aprender del Ministerio de Educación Nacional de Colombia.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Susurrar al oído...

Acompañamiento en el aula en grado 2°, I.E Presbítero Antonio José Bernal Londoño

Una cosa ha llevado a la otra. Los referentes de calidad empezaron a tener sentido para algunos maestros focalizados y se han convertido en punto de partida, “la competencia” dejó de ser un discurso manoseado y se transformó en una necesidad, las cartillas tomaron importancia y el texto guía del maestro pasó a ser realmente una guía. Resalto que esto ha ocurrido para algunos de los maestros, especialmente en el área de matemáticas. Probablemente se explica porque esta es mi área específica, he asumido con humildad que los acompañamientos en clase de lenguaje se centrarán en los procesos de lectura y escritura. 

La acción conjunta y colaborativa ha dado frutos en la transformación de ambientes de aprendizaje. Quizás el mayor impacto ha sido el fortalecimiento del conocimiento disciplinar  en matemáticas, una autoevaluación seria de sus capacidades docentes les permite a los maestros acompañados identificar que requieren de mayor dominio en esta área y piden orientaciones en ella. A pesar de las satisfacciones, todo no es color de rosa. La evaluación continúa siendo el dolor de cabeza para todos, son muchos años de prácticas viciadas en este sentido. La planeación a través de secuencias didácticas sigue siendo el reto, la construcción del conocimiento curricular exige un mayor compromiso de todas las partes, no obstante, me tranquiliza saber que el propósito de la Institución se centra en la transformación de la comunidad educativa. Mi mayor desafío como tutora es impulsar estudios de clase rigurosos para que los profesores encuentren respuesta a las preguntas que ya se plantean. Tal vez así puedan sacar más provecho de lo inadvertido en el aula, tal vez así se sientan más protagonistas.  Mientras tanto, me gusta susurrar al oído de mis colegas y decir: eres importante.

domingo, 17 de marzo de 2013

¿Niños felices = Maestros felices?

Niños de 1° en el parque de la I.E Ciudadela Nuevo Occidente


Alguna vez leí que la ausencia de sonrisas en una clase es un indicador del nivel de presión u opresión en el aula. El autor es un maestro que sentía el llamado a ser sembrador de sonrisas porque, según él, cada vez que sonreía a un niño le decía: "me gusta estar aquí" y cada vez que un niño le devolvía la sonrisa le estaba diciendo "estoy feliz de estar aquí, contigo". Algunos colegas  nuestros pensarán que es demasiado utópico y conozco a quien se atrevería a juzgarlo como un discurso de dos pesos. Independiente de lo cálido o frío que pueda ser el encuentro pedagógico y de lo sonriente o no que sea el educador, pienso que la educación y la felicidad sí son compatibles. Parece paradójico, la escuela no se fundó para transmitir felicidad sino conocimientos. Pero la escuela ha intentado evolucionar junto a los cambios de la sociedad y hoy se habla del derecho a la educación, no del derecho a ser feliz.

Cuando los primeros tutores de este programa fuimos convocados, uno de los formadores (Víctor) nos invitaba a apostarle a la transformación de prácticas de aula para aumentar niños felices en las escuelas, casi un año después, me pregunto si esta apuesta incluye el aumento de maestros felices.